lunes, 26 de octubre de 2009

De cómo un padre lee a sus hijas un folleto turístico. Calma chicha. Nada que reclamar.

Ruta por Trevías- Brieves, Valle de Paredes, y Belén de la montaña.

"Comenzamos la ruta en Trevias en cuya iglesia parroquial existe una
lápida milenaria que conmemora su fundación. Desde allí nos dirigimos hasta
Brieves por la N-634, cuyas casas se encuentran unidas a los hórreos mediante arcos. Desde Brieves tomamos la carretera hacia el Valle de Paredes, pueblo ejemplar, dirigiéndonos hacia San Pedro de Paredes donde se encuentran diversos artesanos de la madera y la cestería. No deje de visitar el entorno del puente sobre el río Esva. También resulta de interés la iglesia parroquial. Otra interesante alternativa desde Brieves es dirigirse hacia Muñás, hermoso pueblo con etnografía rural asturiana. Regresamos para atravesar los pueblos de Mones, La Mortera, o Arcallana, encaminándonos ya hacia el concejo de Cudillero hasta San Martín de Luiña. En esta ruta podemos tomar una tercera alternativa partiendo de Luarca y que nos llevará hacia la zona suroccidental del concejo, concretamente hacia la zona de Belén de la Montaña, donde se ubican pueblos de gran belleza, tales como el propio Belén, con la iglesia de San Salvador, Siñeriz o Buseco. Se divisan unas magníficas panorámicas sobre la costa. Accedemos desde esta zona al concejo de Villayón...”


Mi padre nos está leyendo un folleto turístico a mi hermana y a mí. Estamos calladas mientras mi padre lee atentamente. Lee sin interrupción. Más tarde toca el turno de preguntas. Mi hermana Clara le interroga sobre los Vaqueiros de Alzada, concretamente si eran blancos o negros. Mi padre le responde que blancos. Clara se queda tranquila con la respuesta. Todos los domingos vamos de excursión. A mi padre le gustan las excursiones, especialmente si hay que subir montañas o puertos de montaña. A mi madre no le interesan tanto las excursiones ya que tiene que levantarse muy temprano para preparar la comida. No se le puede olvidar nada, ni un tenedor. Mi padre la reñiría. Le diría: ¡otra vez te has olvidado el tenedor, con qué voy a comer! Mi madre, probablemente, miraría hacia otro lado como diciendo: hay que tener jeta, tú sólo te ocupas de las rutas turísticas y a mí me cae el marrón de los preparativos. Pero mi madre no dice nada, supongo que se la guarda para otra ocasión, cuando junte varios marrones.

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