lunes, 14 de marzo de 2011

ENCUENTROS Y MIRINDAS

ENCUENTROS Y MIRINDAS



UNO

(1979- 1981)

Tu padre está limpiando la parrilla y tu madre injustamente estresada con los preparativos del asado. Cada veintiuno de marzo es lo mismo, Mónica, deberías de saberlo; no tenía que pillarte desprevenida.

Tu madre te pide ayuda para limpiar la carne. Tu padre se encarga del chimichurri y de los chorizos. Tus hermanos, ¿dónde están?

Uno duerme, el cumpleaños de anoche le hizo trasnochar. Se trataba de una fiesta especial; un guateque en el piso de los padres de la anfitriona que utilizan en verano, justo el edificio de color rosa, por la escalera 10, ¿o era la 9?

Se pusieron hasta el culo de alcohol. Las chicas todasidénticas con sus melenas lisas y faldas plisadas a cuadros, ¿y ellos?

Ah, sí, con esos jerseys de punto negros y pantalones vaqueros Lois.

Para que lo sepas, Mónica, ellas bailaban suelto en el salón condimentado, dejando un goteo de sangría por la moqueta marrón. No importaba que fueran listas o tontas, guapas o feas. Allí se abigarraban todas las chicas del instituto, y querían pasárselo bien. Posiblemente fuera su primera fiesta, su primer revolcón. Porque hubo más de una que acabó en el dormitorio de los padres de ella, o en la habitación del hermano pequeño, mientras la sensible e hipertímida ayudaba en la cocina con los preparativos de la tarta. Tu hermano, Mónica, está claro que había bebido demasiado, aún así se movía con desparpajo por aquél living desalmado en el sentido de las agujas del reloj. ¡Míralo intentando ligar con la chica morena!, la absorta que pellizca una rodaja de naranja en el vaso de sangría.

No era una fiesta cualquiera. Era una fiesta especial porque apenas existían experiencias festeras. La ciudad no celebraba nunca. Eran días de espera, de escasez de locales, de encuentros fugaces y de Mirindas. Días flojos aptos para cualquier situación. Ellos no se lo tomaban a mal, eran chicos con posibilidades: familias de clase media deseosa de ascender a otra categoría, y eso ayudaba. Ayudaba la recién estrenada sociedad de consumo a pesar de las costumbres atrampadas.



DOS



1980


Renta nacional 12.943


Parque de turismos 7.557


Números de teléfonos 11.845


Receptores de TV 9.424


Objetos postales enviados 4.568




¿Te imaginas cómo acabó todo, verdad?

Desparramados por los sofás, tendidos en el suelo con la boca abierta… Las más espabiladas se despidieron a las 3 de la madrugada, el resto: víctimas del desamor.

Sigues el curso de los acontecimientos con estoicismo, colocas los platos sobre la mesa en un local fabril a las afueras de la ciudad, y vas y vienes, y enciendes el ventilador, y acaricias a tu perro cada vez que sales a buscar una botella de algo: ¡Limber, bonito!

Que no se te olvide la bebida, por favor.

Instantes, como hoy, en los que gozas de una inusitada lucidez, otros, en cambio, estás tan espesa, Mónica, que se te escurren los platos al secarlos con el paño de la cocina.

Llegan los primeros invitados.

Tu padre sonriente les convida con cerveza y galletitas saladas

Tu madre refunfuña al caérsele un tenedor.

¿Te ves así, Mónica, realmente te ves así de mayor,

quiero decir, convertida en dócil complaciente?

Todavía no han empezado a cantar, espera a la sobremesa, o, ¿ya estás pensando cómo escabullirte? ¿Por qué te asquea tanto el folklore? forma parte del proceso socializador, debes entenderlo cuanto antes, Mónica, te lo digo por tu bien. Todas esas mujeres robustas con sus escotes fabricados a medida ¿te dan miedo? Moños que parecen elevarse hasta el cielo prendidos con horquillas baratas.

Multitud de sonrisas que dejan al descubierto un poso de vulnerabilidad.

Mónica, trae más pan, por favor.

Mónica, reparte el queso, anda.

Mónica, ¿y la sal?



TRES

Miércoles, 5 de mayo

Huellas que dejan un rastro de verdura congelada. Son de la mujer del 2º izquierda, la que tiene una venda en el pié derecho y mellizos monozigóticos. Él, medio dormido, escucha el latir de su costado y se levanta; la ayuda a preparar el desayuno: quesitos cortados con un molde en forma de corazón


Jueves, 6 de mayo

Se acaban de mudar a un nuevo apartamento. Ella lleva más de tres días colocando algunos libros sobre las baldas nostálgicas. Se detiene un instante y abre uno cualquiera: “El sentido de la vista”, por la página 40. Lee en voz alta serena y resistente “El burgués come demasiado. Sobre todo demasiada carne. Una explicación psicosomática sería que su desarrollado sentido competitivo le obliga a protegerse con una fuente de energía: las proteínas. (Del mismo modo que los niños se protegen del vacío emocional comiendo golosinas.)[…] Con el uso del vomitorio los romanos separaron el paladar del estómago en su búsqueda del “placer”. El burgués separa del cuerpo el acto de comer…”. Cierra el libro y entra en la cocina sorteando las cajas apiladas. Prepara una taza de té.

Piensa en el infinito

y se distrae sumergida.


Viernes, 7 de mayo

Sostiene un cartón de tetrabrik mientras no deja de pensar en él
con esa camiseta verde desafiando el resfriado y los mensajes que hablan de jengibre y suciedad.
Ahora cree verlo por la ventana de la terraza, así que se asoma al abismo y contempla una fila de niños salir del colegio. Son las 5 de la tarde: el cielo se entumece.

A un lado, pequeñas plantas aromáticas


y la pista de baile está libre.




CUATRO


BREVE CUESTIONARIO

1. ¿Quién se preocupa de tu bienestar?

2. ¿Crees que tu forma de masticar el pasado explica tu presente?

3. Traza una breve panorámica de tu vida: ¿en qué plato/época te gustaría detenerte?

4. Ese uso que haces de la comida ¿no crees que denota cierta incapacidad para amar?

5. ¿Cómo deseas ser devorado?

6. ¿Tienes algo que decir a las palabras de Graham Greene “Todos estamos resignados a la muerte: es a la vida a la que no nos resignamos”?

7. ¿Qué es lo importante?



 A un lado, pequeñas plantas aromáticas


y la pista de baile está libre.