Obra publicada

Libro de Familia. Trea ediciones, 2023.

Crítica en El Cultural de El Mundo por Pilar Martín Gila 30/06/2023


https://revistaabril.org/libro-de-familia-de-roxana-popelka/

Texto escrito por Aníbal Cristobo
para la presentación de Libro de Familia en Barcelona.






Afueras – Memorias de Extrarradio, 2022

Libro de artista realizado junto a Natalia Pastor y que ha recibido, en 2022, una subvención de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón. Es un proyecto interdisciplinar que parte de un análisis investigativo, fotográfico, literario y performático surgido con la intención de examinar el vasto patrimonio industrial asturiano, así como al interés por el estudio del espacio y la composición urbana de la ciudad paternalista bajo el régimen franquista, a través de distintas barriadas de Asturias, Madrid y Extremadura que acogieron a la población trabajadora.




33PPM Roxana Popelka. Bartleby Editores, 2018.

Roxana Popelka describe las pequeñas catástrofes de lo cotidiano en 33PPM

"...y solo tienen 16, sus rostros embadurnados de maquillaje madrugan, se arreglan con esmero, aunque no es necesario ocultar nada a los 16", escribe la autora

Etiquetar a un autor o un poemario es fácil si nos quedamos en la superficie de lo expresado. Lo sería también quizá en una obra como 33PPM, publicada por Bartleby Editores, pero no me atrevo a hacerlo, especialmente cuando la categoría de "poesía social" se ha convertido, por su frecuencia de uso, en una clase de cualificación reduccionista de estilo y contenido.

33PPM es un poemario en el que el fragmento, la anécdota, la anotación y la casualidad se advierten como resonancias de una realidad profunda en la que el sujeto ha sido aniquilado por los convencionalismos de una sociedad que, como define el propio Castells, se ha resignado a vivir bajo el monopolio de la imagen y de la imagen como objeto consumo.

La poesía de Roxana Popelka es pura etnografía, un crisol de acontecimientos que se fugan de un núcleo vivencial mucho más enérgico que lo que aparenta. Se fugan de un vórtice que los versos evidencian en detalles inéditos, introspectivos a la vez que universales.

Asoma la corporeidad de lo femenino como un reclamo de experiencias que comprenden desde la infelicidad y el prejuicio hasta el maltrato o el conformismo como forma de supervivencia: "quiero que mi peluquería se anuncie en internet/ y hacer extensiones/ y que las extensiones de las extensiones se conviertan en sacos de plumas esparcidos por el local (...)" (pág. 37).

La poesía de Popelka se mueve en la angostura, en las estrecheces, en las sugerencias que sumen a los sintagmas en una expresión que combina momentos de intenso lirismo con otros que desafían al eslogan: "recuerdo excusas discretas sin propina vestidas/ de uniforme (quítate la falda las medias quítatelo)/ ahora son portales en blanco y negro/ hombres cargando ¿más sacos de ese cok?/ restos de platos sucios hollín esparcido (...)" (pág. 19).

Esa heterodoxia verbal, que recuerda a Szymborska, nos adentra en microcosmos urbanos que significan mucho más que una mera protesta, porque, si deja algo claro 33PPM, es que la protesta no es la única manera de estar en el mundo, sino el principio de ser, de realizarse, de emocionarse dejando atrás la frivolidad y el inmovilismo de quienes deciden esperar en vano a que la suerte cambie dentro de un contexto mediatizado por la felicidad más artificial que procura el consumismo. Estúpidos: " (...) pero soy un artista"/ mientras tanto Tracey sostiene/ un buen puñado de billetes/ en su entrepierna/ y titula su obra/ lo tengo todo" (pág. 28).

Una visión de las adolescentes, entre derrotista y maternal, participa también de otra que va más allá de la mujer como amante y amazona,  para convertirla en una clase de heroína en una sociedad en la que una pandemia de antihéroes parece contagiar todo: "y yo te hablo de cuando la maternidad carecía/ de significado/ y de depresión posparto/ entonces esta vez me escuchas con/ atención esta vez sí (...)" (pág. 48)

No me atrevo a etiquetar a 33PPM porque subyace un mensaje febril, incómodo, visceral, ajeno a ese afán por defender de forma explícita derechos civiles o situaciones de injusticia. No, no es eso. Hay algo más. Popelka sabe que ha de moverse en los márgenes, como Dylan Thomas, para lograr ese efecto eficaz de la reflexión como emoción, pues, de alguna manera inexplicable, el lector reconoce en estos versos que hay un componente trágico detrás de esa forma de indagar en los objetos, en las superficies, en los rostros, en los reflejos, en el maquillaje, en los anuncios, en caramelitos de fresa, en los asientos de atrás: "hubo un tiempo de mujeres solas condenadas/ al vacío desprestigio general no traspasaban/ umbrales imposible/ desconocían palabras como jauría vulva/ satisfacción abandonadas a tipos raros/ no las amaban (...)" (pág. 45)

Por MANUEL GARCÍA PÉREZ, es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia y licenciado en Antropología por la UNED. Premio Nacional Fin de Carrera, fue coordinador del área de Sociedad y Cultura de MUNDIARIO, donde actualmente es columnista y crítico literario. Docente, investigador y escritor de narrativa juvenil, su última obra es el poemario Luz de los escombros.



























Entrevista TPA. Programa Pieces, 2017


 
TAN LEJOS DE DIOS
Editorial Baile del Sol. Tenerife, 2014

Roxana Popelka (Gijón, 1966) hace literatura con las cosas pequeñas. Con los objetos, las palabras, los sentimientos que suele manejar la gente común, por lo general desechables y desde  luego muy alejados de esas grandes sensaciones que, se supone, mueven cuentos y novelas. Para la asturiana, la vida, como titula uno de sus cuentos, «se compone y se descompone con pasmosa facilidad». La felicidad o la desgracia, la fortuna o la desesperación dependen de cosas muy pequeñas que, normalmente, están en manos de otros: del padre que se marcha, de repente, sin más explicaciones, y deja sola a la familia; del tipo que miente por instinto; incluso del bebé inocente que no para de llorar. En los cuentos de Popelka —que aspiran, como los buenos libros, no tanto, o no sólo, a entretener como a verter una visión sobre la vida—, los personajes, como quizás todos nosotros, carecen de una personalidad firme y rocosa, de un arraigo a la manera de los caracteres novelísticos antiguos: si nos podemos mirar en ellos no es con admiración, sino sintiéndonos iguales en su torpeza, en su desorientación, en sus dudas… Tipos que condicionan su vida, dando un giro busco a sus estudios, en función de un arranque emocional, de una discusión, o sencillamente de la posibilidad de aprovechar una beca en un país lejano, aunque no les interese demasiado el país ni la carrera. Gente como en “Una señora bien” o “Vuelo directo”, que ha llegado a lo que desde lejos puede verse como una cúspide, pero que en el fondo de sí presienten, saben, que la vida les ha llevado hasta allí como podría haberles llevado a cualquier otro sitio, al lado opuesto incluso. Aquel desorientado del colegio —pero no más que cualquiera de nosotros— convertido, de pronto, a los ojos de todos, en un triunfador; o aquella mujer bien acomodada a la que le gustaría sentir las miserias y el dolor, pero la firmeza sentimental al fin, de un artista...
«Así que a partir de ahora podía ocurrir cualquier cosa…»
Esta frase, tan sencilla, es la que marca el borde del barranco en el que parecen desarrollarse los cuentos de Popelka, siempre al filo de que, como en el famoso principio, el aletear de una mariposa en Brasil, un hecho por completo ajeno e incontrolable, lo desmorone todo, por más firme que parezca. Sucesos nimios como una mujer, o un hombre, con quien de pronto se encuentra la pareja; incluso algo tan cotidiano como una charla con la persona que tienes al lado, tu hijo o tu hija, que se supone dependen de ti pero que de pronto te muestran algo que siempre has ignorado.
Es formidable el breve cuento “El escultor”, la mujer que se desespera ante las dificultades para aprender de ese hijo que siempre ha soñado sería más inteligente que ella. Uno de los mejores cuentos que he leído desde hace tiempo. Un gran valor de los cuentos de Popelka es que en ellos la vida se pinta de manera tan difusa —como al fin y al cabo es—, sin que exista en ella una posición precisa en la que aposentarse, que incluso la postura ante un mismo hecho varía sin causa aparente. Y allí donde puede admirarse —“Presentación”— la entereza de una joven y el desprecio que siente hacia su padre, que las abandonó a su madre y a ella, en el siguiente cuento, “Tan lejos de Dios” parecida postura nos parece ruin y despreciable cuando, gratuitamente, una protagonista parecida le jode la vida al padre que se marchó de casa; en sólo diez páginas, el lector ha empatizado con el personaje supuestamente odioso y mira con desprecio a quien en principio debía admirar.
Ese cambio de punto de vista, de verdadera maestría literaria, prueba última de que en la vida no hay nada cierto y todos estamos tan lejos de Dios como de cualquier tipo de verdad inamovible, hace de este libro de Roxana Popelka un pequeño volumen digno de ser buscado por las bibliotecas, y encontrar luego un hueco para leerlo. Un libro en apariencia pequeño, como las sencillas cosas de las que se habla en él, pero con muy grandes destellos de calidad.


Por Miguel Baquero. Blog literario:   latormentaenunvaso.blogspot.com




















Cumpleaños Feliz
Editorial Baile del Sol. Tenerife, 2010

ÁCIDA Y LACERANTE
Toda una experiencia, de la que uno no se arrepiente, es la lectura de los poemas e imágenes de la asturiana Roxana Popelka, que habla de búsqueda y pasión, de amores perdidos, de identidad y de pasado, de modernidad.
Cumpleaños feliz (Poesía, 1989-2009) de Roxana Popelka (Gijón, 1966), es una selección de poemas de múltiples registros publicados durante esos veinte años, en los que se ve el buen y progresivo hacer creativo de esta autora fiel a sus inquietudes temáticas, desde su ética y estética. Poesía ácida, lacerante, que altera el funcionamiento normal del cerebro de quien la lee y lo puede convertir en adicto.
La antología también recoge imágenes de la propia autora que se hacen poema. Certeras metáforas.
Por Enrique Villagrasa en QUÉ LEER, nº 176

























Todo es mentira en las películas.
 Editorial Baile del Sol. Tenerife, 2009
                            
VIDA
Natalia se depila antes de una cita y enumera marcas de cuchillas y de geles, hipermercados con descuentos fabulosos. Luis duerme en un colchón que ocupa la parte trasera de su furgoneta, por si la noche y la carretera juegan en su contra; hojea el periódico frente al café. P desencadena la zozobra, escucha los mensajes de su contestador automático, asiste a las reuniones de padres del colegio. Accedemos a Todo es mentira en las películas de un empujón, sin descripciones que nos embriaguen ni citas lapidarias acerca del sentido de la vida, guiados por una voz aséptica, notarial no sólo en los análisis, los extractos de la prensa o los folletos de viajes. Caemos en un relato dispuesto a modo de patchwork, que se presenta como novela pero muta en libro de cuentos, poemario, guión de ese cine cuya honestidad cuestiona, fragmentos de unas vidas que podrían truncarse en la puerta de al lado, sin que nos enterásemos de sus problemas. Porque en la pantalla grande, comenta Luis, los protagonistas se aburren en unas vacaciones eternas. Y —añadimos nosotros— las relaciones humanas se desarrollan en tobogán, rápidas y fáciles, con textura de papilla y credibilidad de humo
La vida, esa que te despierta a las seis de la mañana y te desvela con las facturas por pagar, funciona de otra manera: mientras el celuloide nos muestra puros y perfectos, la rutina nos saca los colores y las ojeras. La literatura de Roxana Popelka se cimienta en la imagen y la acción, acribilla con gestos, pero nos habla del mundo desde la verdad. Flaubert se jactaba de ser Madame Bovary, y el lector —o lectora— de Todo es mentira en las películas no erraría al confesarse Natalia Otero: sus recuerdos, sus dudas, sus alegrías, nos han ocurrido. Reconocemos las excursiones de su infancia, el paisaje de su vida adulta, la música que anima sus tardes y la que deprime aún más su soledad. Roxana no tiene miedo a nombrar, a citar diversos ecos propios y contemporáneos, a situar a sus personajes en un entorno real: caducan las ideas, no las referencias, que atan nuestros pies al suelo.
Roxana Popelka nos aboca al dolor porque subraya nuestros fracasos e imperfecciones: Todo es mentira en las películas no funciona como una novela, sino como un espejo. Releo a Roxana y, justo entonces, por esos caprichos del azar, descubro a Annie Ernaux. «Siempre quise escribir como si no fuera a estar cuando publicaran lo escrito. Escribir como si fuera a morirme y ya no hubiera jueces. Aunque es posible que sea una ilusión creer que el advenimiento de la verdad depende de la muerte». Me gustaría pensar que la intensidad de las primeras líneas de La ocupación, su vocación de poética abismal, establece un vínculo casi familiar con la obra de Roxana Popelka. Todo es mentira en las películas apuesta —aleluya— por el riesgo y la crudeza; nos abofetea e incomoda. Duele tanto. Es vida, y es de verdad.
 Prólogo de la novela: Elena Medel















            






Tortugas acuáticas.
Editorial Baile del Sol. Tenerife, 2006


Dentro de lo que últimamente se ha venido a denominar Nuevo Realismo, la voz de Roxana Popelka se revela como una de las más lúcidas e intensas de la actualidad, profunda, incisiva y salvaje, al tiempo que nítida y tierna. Tortugas acuáticas, su primer libro de cuentos, disecciona con una inusual madurez el entramado de la pretendida sociedad de bienestar en que vivimos, sus miserias latentes, sus mentiras y servidumbres, sus trampas, su automatización, sus consecuencias anímicas y sus secuelas. Las relaciones de pareja, los problemas de comunicación, los fracasos sentimentales, el trabajo, los hijos, el paso del tiempo, la convivencia y los sueños rotos son los hilos conductores de este magnífico conjunto de relatos que la autora reúne por primera vez en formato de libro, tras varias (brillantes) incursiones en el campo de la poesía, la pintura, la fotografía y el diseño gráfico. Diversidad de doctrinas que cristalizan en una prosa cortante y áspera, a veces irónica y otras tierna, siempre reflexiva, rica en matices y tonos, tan corrosiva y desoladora como el propio tiempo en que vivimos. Una voz femenina sorprendente y reveladora, imprescindible dentro del panorama actual de la nueva narrativa española.

Vicente Muñoz Álvarez
























Simplemente nada común.
Ateneo Obrero de Gijón. Gijón, 1991


Roxana Popelka con lucidez, escepticismo y sequedad, con una técnica casi fotográfica, capta las imágenes en sus momentos de esplendor, de mayor significado. 
























Ciudad del Norte.
Colección de autor. Gijón, 1989

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